jueves, 24 de marzo de 2016

Valle de Gorbea 2

Día de Senderismo. Después de echarle un vistazo a todas las rutas posibles por el valle de Gorbea, decidimos ir al Humedal de Saldropo, muy cercano al hotel. El día soleado, temperatura de 10 grados, perfecto para hacer senderismo. Es muy difícil perderse porque está todo muy buen señalizado. Empezamos dando una vuelta al humedal y, como se nos hizo corto, seguimos la ruta camino de Atxuri. Fue un paseo muy agradable bajo las coníferas, robles y hayas, pasando ríos, pequeñas cataratas y saltos de agua. Preferimos las rutas circulares, pero el paisaje es tan bonito que no nos importó volver por el mismo sitio para acabar comiendo en el restaurante Barazar. Aunque es de carretera, es súper recomendable y traen a diario pescado fresco. El atún rojo que comimos, maravilloso. Y los postres caseros, también.

Próximo destino, Vitoria.









miércoles, 23 de marzo de 2016

Valle de Gorbea

Pues llegó la Semana Santa y toca escapar. Hemos acabado en el valle de Gorbea, en Vizcaya.  La salida de Madrid fue un poco dura al principio pero hemos llegado bien. Fue un viaje sin prisa por carretera nacional. Una vez llegamos al hotel Relais du Silence (nuestra habitación es la foto 11 de la web) dimos un paseo por los alrededores mientras nos preparaban el Spa para dos.

Nada más abrir la puerta del hall para salir a pasear, pasan tres pequineses entre tus piernas, los reyes del lugar. Notas el olor a hierba mojada y la fresca temperatura te estremece. La gama de verdes parece infinita, coronada por el blanco de las crestas de algunas montañas. Paseamos entre pinos. Los únicos que nos saludan son los perros de los caseríos que vamos pasando. Rebaños de ovejas, rebaños de cabras, más prados y las coníferas, que parecen trasladarte a un valle suizo o canadiense.

Son las 19:30h, empieza a oscurecer y volvemos al hotel para disfrutar de nuestra reserva en el Spa. Un circuito de una hora para dos personas que se convierte en hora y media gracias a la complicidad de la recepcionista y a la falta de reservas posteriores. Se trata de un pequeño Spa muy acogedor, construído prácticamente todo en madera, muy bien decorado y ambientado, con unos gigantescos ventanales con preciosas vistas al valle, incluso dentro de la sauna. Como novedad, pudimos disfrutar de una sauna de infrarrojos. Pasamos una hora y media de relax, chorros de agua, vapores, calor, frío, calor y besos. Cómo no va a entrarte hambre...

Podíamos quedarnos a cenar en el hotel, ya que tienen una cocina excelente, pero optamos por salir a conocer un poco más la zona y dar una vuelta.

Despertar en nuestra preciosa habitación (la número 26), una suite excepcional, está a la altura de la mejor luna de miel. Y el espejo que hace de cabecero, también.

Un delicioso desayuno buffet muy completo, un trato exquisito y un comedor tan bonito y con vistas al valle te hacen alargar el momento del desayuno, pero el sol que brilla fuera y el espectacular paisaje nos llaman.

El hotel: